En el norte de Chile, en el desierto de Atacama, vive un astrónomo francés que puede mirar las estrellas desde la bañera. De hecho, lo hace. Las mira a través de una ventana gigante y piensa en los astronautas. Si vas allí, es probable que él mismo te lo cuente, y que puedas incluso usar su baño, puesto que su casa es el punto de partida de una experiencia que bien vale un viaje: asomarse a impresionantes telescopios en uno de los miradores más nítidos del Planeta para observar estrellas y otros cuerpos celestes.
Allí vi por primera vez la Luna tan de cerca.
Allí me explicaron que en Sudamérica, no crece ni decrece sino que sonríe y se entristece.
Y allí me hicieron caer en la cuenta de que en el Polo Sur no tiene sentido buscar a la
Osa Mayor para encontrar el Norte, sino que hay que ubicarse con la Cruz del Sur.
¿Cómo llegar?
Para observar el cielo en el desierto de Atacama, basta con llegar (por ejemplo en autobús) a la población de San Pedro de Atacama, buscar un sitio donde dormir (hay infinitas opciones) y dirigirse a la calle Caracoles, en la que se ofertan todo tipo de experiencias inolvidables como ver los géiseres del Tatio, las lagunas altiplánicas y también las excursiones nocturnas para observar el firmamento.
Aún a riesgo de parecer Port Aventura, no lo parece, y en sus alrededores no te cansarás de contar bocas de volcanes o de embobarte con un atardecer especialmente naranja. Y, además de mochileros universales, también hay chilenos, los encontrarás, por ejemplo, en el bar donde se come el mejor pollo al ast con patatas de la zona. Aparca las prisas, ve preparado para que se pueda ir la luz o para que el agua de la ducha no sea tan caliente esta vez, y disfruta.
Enlaces útiles:
- San Pedro de Atacama (cómo llegar, alojamiento, fotos…)
- Viajes a Chile
- Un autor relacionado: el ganador del premio Alfaguara de novela 2010, Hernán Rivera Letelier, que vivió durante 45 años en el desierto de Atacama