Día 1: Llegada a Toulouse
Toulouse es una ciudad cosmopolita con gran movimiento cultural, donde sus edificios de ladrillo rojo se han convertido en una de sus señas de identidad. Recomendamos visitar el casco antiguo y descubrir sus tesoros monumentales, como el Place du Capitol, la catedral de St. Sernin’s o el convento de Des Jacobins, un precioso monasterio dominico del S. XIII. También recomendamos comer en alguno de los numerosos y elegantes restaurantes
Día 2: De Toulouse a Castelnaudary (64 km)
Tras dejar atrás la ciudad por el puente de Paul Riquet se comienza a pedalear por el Canal du Midi con sus características embarcaciones. Poco a poco se entra en el paisaje color pastel de Lauragais. Avignonet es un buen lugar para hacer una parada. Este lugar fue uno de los frentes de batalla durante las cruzadas albigenses contra los cátaros, como prueban sus numerosos restos medievales, estatuas y enormes iglesias. Al pie de la Montagne Noir (la Montaña Negra), se encuentra el punto más alto del canal. Se trata de la divisoria de aguas de Narouze que vierten al Atlántico y al Mediterráneo. Se continúa en descenso hacia Castelnaudary, donde se puede degustar un auténtico cassoulet para reponer fuerzas.
Día 3: Desde Castelnaudary a Carcassonne (43 km)
Con la Montagne Noir al este y los Pirineos al suroeste, la ruta discurre por un antiguo camino de herradura con cien años de antigüedad y que conduce al embarcadero del río Bram. El paisaje de ladrillo da paso al de roca natural y los campos de maíz se transforman en viñedos. Durante el recorrido se pasa por varios pueblos y obras hidráulicas como Béteil y la esclusa de Lalande, que muestran el ingenio del arquitecto Paul Riquet. El molino de Cugarel, la presa de Villepinte y el acueducto de Rebenty completan el repertorio de obras hidráulicas a visitar en el día. Finalmente se llega a Carcassonne, una bella ciudad medieval con un casco histórico dividido entre la ciudadela elevada y la Bastida de San Luis, ubicada a los pies de la misma.
Día 4: De Carcassonne a Homps u Olonzac (42 km)
Después de disfrutar de la fantástica ciudad de Carcassonne se regresa a la paz y tranquilidad de la ribera del ‘Canal’ bordeado por imponentes plátanos. El viajero quedará maravillado al contemplar el puente en Orbiel, el aliviadero del agua del canal en Argendouble y la iglesia del S.XII ubicada en el puerto de Trèbes. Las puertas de esta iglesia, soportadas por 320 paneles de roble merecen una visita. Recomendamos también parar en la aldea gala cerca de Marseillettey dar un paseo hasta Capendu para visitar su capilla romana. Después, se sigue a través de ondulantes viñedos hasta llegar al destino de hoy.
Día 5: De Homps u Olonzac a Béziers (62 km)
Después de la esclusa de Argens, se sigue por un sendero serpenteante por la ladera de Le Somail. Su antigua biblioteca es un buen lugar para descansar y después continuar pedaleando a lo largo del Canal de la Robine hasta Capestang cuya colegiata se avista desde la distancia. Si se sube a su torre, se puede ver el mar y un castillo del S.XIV cercano. De nuevo ‘en route’ se pasa por las ruinas de una villa galo-romana; la aldea de Poilhes la Romaine, y por el yacimiento arqueológico del Oppidum d’Ensérune. También se puede admirar el túnel del Malpas y las 9 esclusas de Foncérannes. La ruta de hoy finaliza en Béziers de donde es originario el famoso arquitecto Paul Riquet.
Día 6: De Béziers a Sète (50 km)
Aunque desde Béziers aún no se ve el mar, ya se puede percibir su olor. Durante la ruta de hoy, el paisaje se va haciendo cada vez más llano y va dando paso a un mosaico de dunas y lagunas a medida que se acerca a la costa. Un hábitat perfecto para las garcillas que se cuelan entre las patas de los caballos y el ganado que pastan en la zona. Este área costera se parece mucho a la Camargue. El recorrido pasa por el incomparable ‘Pont Bache du Libron’ y por la esclusa de Agde. En Agde, con su “catedral oscura”, se cruza el río Hérault en dirección al lago de Thau. El Canal du Midi termina en el faro de Onglous. Una vez en Marseillan se recorren los últimos kilómetros del día por la playa hacia Sète. Con un poco de suerte se pueden ver los tradicionales torneos de agua conocidos como ‘Les Joutes.’
Día 7: Regreso desde Sète
Un magnífico desayuno que pone el colofón de este viaje. La ciudad de Sète cuenta con el mayor puerto pesquero de Francia y es conocida por sus bonitas playas.
Sus calles de casas color pastel adornadas con balcones de forja serpentean entre la red de canales que conectan con el lago de Thau. En su animado puerto hay multitud de restaurantes especializados, ¿cómo no?, en pescado fresco. Merece la pena dar una vuelta por el mercado y aprovechar a comprar algún recuerdo de este inolvidable viaje por el Canal de Midi.
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