Ferratas en Dolomitas. Vías de ensueño.

Ferratas en Dolomitas. Vías de ensueño. Las Dolomitas son unas montañas de ensueño, unas montañas que nos ofrecen multitud de variados recorridos. Desde una amplia variedad de senderos para realizar recorridos tranquilos y pausados hasta los catalogados como “Altas Rutas”, grandes travesías que recorren los macizos y que nos ofrecen los más espectaculares panoramas. Somos especialistas en los Alpes, en donde realizamos numerosos recorridos, desde el Tour del Mont Blanc hasta la travesía de los Alpes Julianos, en Eslovenia pasando por la travesía de Chamonix a Zermatt. Y, cómo no, Dolomitas ocupa un papel especial en nuestra programación alpina, realizando rutas de senderismo básico y travesías como la Alta Ruta del Agnello Zoldano, sin olvidar las travesías con raquetas de nieve… Ahora estrenamos, de la mano de nuestros guías especialistas, un nuevo programa de recorridos y ascensiones a través de vías FERRATAS. Un nombre, “vía ferrata”, que nació precisamente en esta zona del norte de Italia y que se ha trasladado con el mismo calificativo a otras zonas montañosas de Europa. El variadísimo paisaje de las montañas dolomíticas, las características de la roca, sus torreones y “spígolos” forma un marco único para la progresión a través de estos singulares “caminos aéreos”, toda una sensacional experiencia para disfrutar de estas montañas de una forma deportiva y apasionante. Cuenta la leyenda que en el mágico reino de los enanos, el rey Laurino cultivaba un magnífico jardín de rosas rojas que, cuando florecían, llenaban de color el árido paisaje del macizo Rosengarten (“jardín de rosas” en alemán). El príncipe Latemar, curioso por ver este extraordinario vergel, se adentró en el reino de Laurino y descubrió no sólo la belleza de sus flores, sino también la de la hija del rey, Ladina, de la que se enamoró y a la que secuestró. Laurino, enfurecido con las rosas porque habían relevado al extranjero su más preciado tesoro, invocó una maldición para que, ni de día ni de noche, el jardín floreciera. Pero se olvidó del atardecer... En los Dolomitas, cuando el sol se desliza hacia el horizonte y los últimos rayos de luz adquieren una cálida tonalidad, la naturaleza ofrece un espectáculo sin parangón: es la enrosadira, palabra autóctona que significa “convertirse en rojo”.