Fly & Drive Todo Peloponeso - Vuelos incluidos Un recorrido por los puntos más importantes de la historia de Grecia donde podrán admirar los monumentos y recintos arqueológicos más importantes del patrimonio cultural del país
Fly & Drive Todo Peloponeso - Vuelos incluidos
Viaje de 12 días
Viaje a medida (privado para vosotros)
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Viaje de relax
¡A descansar y vivir feliz!
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Ciudades de salida
DÍA 1: MADRID - ATENAS
Llegada a Atenas y traslado a su hotel (opcional). Alojamiento
DÍA 2: ATENAS
Tras el desayuno les proponemos que conozcan la ciudad con nuestra excursión "Walking Tour" (opcional). Atenas es una ciudad llena de monumentos de la antigüedad, es allí donde se plantaron las semillas de la democracia, la filosofía, la medicina y el arte occidental. Les recomendamos visitar el punto más alto e importante de la ciudad y el que ha representado desde la antigüedad a Grecia, la Acrópolis.
Es un santuario (no una ciudad) dedicado a la diosa Atenea, patrona de la ciudad a la que da nombre. Se sabe que en ella hubo presencia humana desde tiempos prehistóricos, aunque lo que hoy podemos admirar data de la época clásica, es decir, mediados del s. V a.C. Este conjunto que se concibió para adorar a una divinidad, ha trascendido la historia y el tiempo y hoy se entiende como síntesis de una forma de pensar y vivir, la griega, en contraposición a la de otros pueblos llamados “bárbaros”. Sus construcciones han hecho derramar incalculables ríos de tinta y han maravillado al ser humano de forma comparable a como lo hacen las Pirámides de Egipto. Por todo ello la Acrópolis está declarada Patrimonio de la Humanidad. El Partenón, el Erecteión, el Templo de Atenea Niké, los impresionantes Propileos, atraen diariamente a miles de turistas que acuden cual peregrinos a contemplar estas obras maestras del genio humano. Muy próximo a la Acrópolis se inauguró recientemente el nuevo Museo de la Acrópolis que recoge una colección impresionante de obras antiguas de la época clásica griega, expuestas con un concepto moderno e innovador que consigue unir visualmente la Acrópolis con el propio museo. Sin duda vale la pena dedicar unas horas para disfrutarlo.
A las faldas de la colina de la Acrópolis se encuentra el recinto arqueológico del Ágora. Se trata del lugar dedicado en el siglo V a. C. a la política, a las artes, a la filosofía y a todo aquello que hacía ennoblecerse al ser humano. Puede compararse con el posterior Foro Romano, con la salvedad de que el Ágora no servía de mercado, mientras que aquel sí tenía esa función añadida. Merece la pena una visita al lugar donde se gestaron las ideas del derecho, la ciencia, la filosofía, la política y la democracia moderna, y pasear por el mismo lugar por el que pasearon Sócrates, Platón, Pericles, Aristófanes… La visita incluye el privilegio de entrar y caminar por una stoa, edificio porticado donde se reunían los asiduos al Ágora buscando el frescor de la sombra y que ha sido reconstruido por la Escuela Americana de Arqueología.
Después del Ágora, seguimos descubriendo, en los alrededores y la ladera de la colina de la Acrópolis, impresionantes edificios historicos como son el templo dedicado a Hefaistos o Theseion, el Teatro de Herodes Aticus, el Teatro de Dionisio, el Templo de Zeus Olympico. Tanto la Acrópolis como el Antiguo Ágora se pueden rodear por una de las calles peatonales más largas y cargadas de historia de Europa, la calle Dionissiou Areopagitou. Continuamos la visita con el barrio más antiguo de Atenas, Plaka, envuelto en un ambiente inusualmente marcado por la antigüedad de la ciudad, calles impregnadas de historia pero en las que se vive intensamente el dia a di. Desde allí continuamos la visita hacia el centro neuralgico de Atenas, la Plaza de Sintagma con el Parlamento, donde se puede ver el peculiar cambio de guardia.
Para almorzar lo ideal es la terracita de cualquiera de las tabernas de Plaka a la sombra de la Acrópolis. Por la noche hay que visitar el barrio de Psiri, zona de moda que está al lado de Plaka, donde se podrán degustar los auténticos sabores de la cocina griega tradicional así como las más novedosas tendencias gastronómicas. Son mucho los restaurantes que ofrecen música tradicional en vivo. Alojamiento
DÍAS 3 al 5: NAPFLIO
Una estancia en una de las más bellas ciudades del Peloponeso. Su estratégica ubicación, la convierte en el punto perfecto para poder explorar la región de la Argólida.
Napflio, capital de la provincia, una de las ciudades más bellas de Grecia. Nafplio, ubicada a orillas del mar, dominada por dos impresionantes fortalezas, Acronauplio (85 m) y Palamidi (215 m), bellos ejemplos de arquitectura militar de la Edad Moderna. Nafplio conserva el sabor del Mediterráneo oriental junto al ardiente esfuerzo neoclásico y europeizante de la Guerra de Liberación. Bellas casas neoclásicas, hermosas calles y balcones de madera marcan, pues, la fisonomía de la parte antigua de la ciudad.
Nafplio tuvo un primer asentamiento en Neolítico y en la primera parte de la Edad del Bronce. Durante el Heládico Reciente quizá fuera el puerto de Micenas y estuvo poblada durante la Época obscura. A principios del Arcaísmo se constituyó como polis independiente pero se vio sometida a Argos a finales del siglo VII, que la convirtió en su puerto. En el siglo III se fortificó Acronauplio. La ciudad parece declinar a lo largo de la dominación romana, de modo que en el siglo II d.C. quedó desierta. Quizá comenzara a habitarse de nuevo en los primeros siglos del período bizantino y, desde luego, comenzó a despuntar a partir del siglo XII, momento en el que se volvió a fortificar Acronauplio. Posteriormente la ciudad es un buen ejemplo de las vicisitudes por las que atraviesa el conjunto del Peloponeso. Ocupada por los francos en 1210, pasa en 1389 a manos venecianas y a partir de 1540 a los turcos. Los venecianos la conquistan en 1686. Durante esta época de dominio veneciano se fortifica Palamidi y, en 1715, Nafplio es ocupada nuevamente por los turcos. Liberada en 1821, se convirtió en la primera capital del Estado griego entre 1829 y 1834. En 1833 Otón I, el primer rey de Grecia, desembarcó en Nafplio, hollando por primera vez la sagrada tierra de Grecia.
Además del casco antiguo, destacan la plaza de Syntagma (Constitución), donde se reunió el primer Parlamento de los griegos (1827-1834) en la antigua mezquita de Vuleftikó. Varias iglesias, como la de San Jorge (de finales del XV y principios del XVI) y la Ayios Nikolaos del siglo XVIII y sobre todo su bellísimo puerto con la mole oeste sobre el espigón submarino llamado Porporella, sus cañones venecianos y la isleta de Burtzi, en la bocana, llamado Castel Pasqualigo, construido por los venecianos y modificado en numerosas ocasiones. En sus terrazas puede tomarse un tradicional café frapé y adormecerse en ensoñaciones filhelénicas.
Nafplio está repleta de alegría de vivir. Es la nobleza y la tranquilidad que encontramos en los frescos minoicos; es la plaza de Syntagma, que cada vez parece más hermosa, más atractiva; son los establecimientos del paseo marítimo, los cines al aire libre, los bares y la música que todas las noches une a los hombres con el mar y las estrellas.
Al lado del mar
El primer pueblo costero que se encuentra después de dejar Napflio, es Tolo, construido en una pintoresca bahía. Sus tabernas de pescado miran al mar. Con cada bocado se puede respirar la sal del mar. Se oye el run-run del motor de las barcas que pasan frente a la islita Remvi, que se encuentra enfrente. Los más románticos se dirigen hacia Asine, lugar que inspiró al premio Nobel, Yorgos Seferis, para crear uno de sus más hermosos poemas. Una escarpada roca al borde del mar y adornada con ruinas antiguas. Es la Acrópolis de la antigua Asine que menciona el primer poeta griego, Homero.
Tirinto
Desde Naupflio la carretera llega al pueblo de Tirinto (Tirinza), después de atravesar un fértil y verdísimo valle. A escasa distancia se encuentran las ruinas de la Acrópolis micénica de Tirinto, con sus fortificaciones ciclópeas, más antiguas que las de Micenas.
Los antiguos creían que la habían construido los cíclopes (seres de fuerza sobrehumana). Homero la menciona entre las ciudades que tomaron parte en la guerra de Troya como "la rica en murallas".
En el punto más elevado de la acrópolis estaba el palacio, y en el centro el megaron con el trono real. En Tirinto se han encontrado fragmentos de frescos que testimonian la riqueza y el lujo de los palacios y se hallan expuestos en el Museo Arqueológico de Nauplia y en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Argos
Desde Tirinto la carretera finaliza en Argos, después de atravesar la llanura Argólica. Hombres y mujeres trabajan en los campos mientras amargos aromas y el zumbido de las abejas que acompañan al viajero. Campesinos sentados en barcos improvisados venden en las orillas de la carretera jugosas uvas, naranjas o albaricoques, según la época. Argos, histórica cuidad del Peloponeso, es en la actualidad el centro agrícola y comercial de la provincia. La ciudad conserva algunas casas neoclásicas, el mercado neoclásico y los cuarteles de la época de Kapodistrias.
Después de la destrucción de Micenas y Tirinto se desarrolló Argos, que alcanzó un gran esplendor y se convirtió en una de la ciudades griegas más poderosas del siglo VII a.C. Grandes obras salidas de los talleres artísticos de la cuidad adornaban templos y santuarios. El visitante las encuentra, vencidas por el tiempo, en el Αgora antigua, en la carretera que llega a Trípoli.
A 9 kms de Argos, siguiendo la carretera, se llega a la ladera de la colina Evia (Eubea), donde se encuentran las ruinas del santuario de Hera, el Hereo, uno de los más importantes de la antigüedad. El paisaje, sencillo y hermoso, conserva en su interior la emoción y el recuerdo del culto a la diosa.
El tesoro de Micenas
Del Hereo, la carretera continúa hacia la "dorada Micenas" (Mikines). En el corazón de un paisaje seco hacia el norte, que mejora hacia el sur, se descubre la acrópolis, una roca gris sobre la que se encuentran las marcas del cíclope. Hay que tocar estas gigantescas piedras para entender la tranquilizadora seguridad que ofrecían a los micenios. Aquí dentro, los dirigentes acumulaban los botines procedentes de las guerras de expansión, oro y diademas, tazas y tapices purpúreos. Micenas fue la fuerza, el esplendor y la potencia hegemónica en Grecia hasta el año 1.100 a.C., cuanto fue destruida por un incendio. Volverá a revivir, unos siglos más tarde, con los poetas trágicos, Esquilo y Sófocles, con la magia de sus palabras. La entrada a la acrópolis se efectúa por la Puerta de los Leones, la muestra más antigua de escultura monumental de Europa.
En el Museo Arquelógico de Atenas están expuestos la mayor parte de los ricos hallazgos de la zona: frescos, diademas de oro, así como la máscara de oro que, segun se dice, perteneció a Agamenón, etc.
Epidauro
Desde Nauplia a Epidauro (Epidavros), la carretera transcurre entre viñas y centenarios olivos, con los montes que se vislumbran al fondo, mientras que exactamente encima de Epidauro se alza el monte Arajneo. Así lo citaba Esquilo en su tragedia "Agamenón". El viento trae oleadas de aromas del bosque, resina y terebinto. En la ladera de una colina, dentro del recinto, se encuentra el Teatro de Epidauro (siglo III a.C.), el más conocido y mejor conservado de los teatros antiguos. Tiene una capacidad para 14.000 asientos y está construido con piedra porosa. Todos los veranos revive y es una auténtica experiencia mística asistir a una representación de drama antiguo en el teatro de Epidauro. Un momento inolvidable. Catarsis del alma.
En Epidauro no es necesario gritar o hablar en voz alta ya que su acústica es de tal calidad que la menor palabra llega hasta la última fila de las gradas. Al norte del teatro se encuentra la entrada del santuario. En este lugar fue adorado Asclepio, el dios que fue fulminado por Zeus porque quería hacer que desapareciera la muerte. Amantes del teatro y de las antigüedades, procedentes de todos los rincones de la tierra, comen y charlan bajo un cielo cuajado de estrellas. En los árboles se oye el indiferente canto del grillo. Esta tierra es una continua canción.
Alojamiento y desayuno
DÍA 6 Y 7: MONEMVASIA
Monemvasia (en griego Μονεμβασiα, también conocido como Malvasía), es un pueblo medieval fortificado, ubicado en una pequeña península de la costa este del Peloponeso. El nombre deriva de dos palabras griegas que significan "entrada única", en referencia a la lengua de tierra y el puente que unen el promontorio y el continente.
El promontorio rocoso es largo y estrecho, tiene una longitud de1,8 km. y 300 m. de altura. El pueblo de Monemvasia está situado en la vertiente sudeste, rodeado por murallas por tres de sus lados, y por la pared del promontorio por el cuarto. Gran parte de los edificios son de construcción antigua, restaurados o sin restaurar. La mayoría de las calles son angostas y tortuosas, aptas solamente para peatones. Hay varias iglesias bizantinas.
Un camino conduce desde la parte superior de la población hasta una fortificación situada en lo alto del promontorio. Se conservan restos de varios edificios, las murallas y una iglesia bizantina en buenas condiciones. Monemvasia está conectada al continente por un puente que lleva a un pueblo llamado Gefira (a veces denominado Nea Monemvasia).
Alojamiento y desayuno
DÍAS 8 Y 9: KALAMATA
Kalamata es famosa por sus aceitunas y su baile tradicional, el Kalamatiano. Es una ciudad moderna llena de vida donde vale la pena pasar unos días, tomar el sol en las playas alrededor de la ciudad, visitar la antigua ciudad con el castillo, iglesias bizantinas, museos y otros monumentos que justifican la existencia de esta ciudad desde hace millones de años.
Alrededor de Kalamata están varios pueblos costeros con playas magníficas y muchos sitios de interés. Visite el pueblo Agios Andreas, donde está el antiguo templo del dios Apollon, y los pueblos de Avia y Akrogiali. Desde el pueblo Agios Nikolaos puede visitar la aldea Agios Dimitrios, el pintoresco pueblo de pescadores de Traxila, y la Cueva Katafigi. Otro pueblo muy interesante es el pueblo medieval de Kardamili, donde están los restos de la Acrópolis de la ciudad, la muralla y las tumbas de los Dioskuros. En Kardamili puede también visitar el desfiladero del río Viros, el islote Meropi y el castillo Zarnatas. También es interesante hacer el recorrido entre los pueblos montañosos de Artemisia y Alagonia. Un recorrido en el que los plataneros y las montañas serán su compañero de viaje. Imprescindible parar en sus fuentes y disfrutar de las magníficas vistas que ofrece esta ruta.
No podemos dejar de visitar las cercanas localidades de:
KORONI
Koroni es una pequeña ciudad costera situada en el sur de la península de Messinia, que mantiene un ambiente mediaval con casas bajas pintadas en colores azul, blanco y amarillo. Puede, por la mañana, visitar las playas cerca del pueblo o también ir a bañarse y tomar el sol en el islote Venetico, situado frente del cabo Akrita. Por la tarde vale la pena visitar la Fortaleza y el Monasterio de Agios Ioannis.
Otros monumentos importantes en el área de Koroni son: la inglesia Byzantina de Agia Sofia, la iglesia de Agios Charalambos y la iglesia de Panagia Eleistria.
KIPARISSIA
Kiparissia es otra pequeña ciudad costera, al norte de Kalamata, llena de vida, construida al pie de la montaña Psichros. En Kiparissia puede visitar la antigua ciudad, el pueblo Aetos y, a través del pueblo Mavromati, puede dirigirse al Monte Ithomi. También puede cruzar la llanuna de Meligala, donde puede ver el puente de Maurozoumena y el Antiguo Dorio.
METHONI
Methoni es también una ciudad costera famosa por su castillo, uno de los más grandes del mediterráneo, y el islote Bourtzi, una torre octagonal construida al punto sur del castillo. En Methoni, como en toda la prefectura, se mezclan los tiempos antiguos con la vida moderna. Como en toda el área, se encuentran iglesias, baños turcos, restos venecianos y puentes, monumentos de todos los conquistadores que han pasado por este lugar. A unos 2 Km de Methoni se encuentran las Catacumbas de Agios Onufrios, que son tumbas dentro de una roca repartidas en cámaras, y a 4km se encuentran los restos de la iglesia Agios Leontas.
Enfrente de la costa de Methoni, en el mar Jónico, está el complejo de las islas Inuses que son islotes pequeños deshabitados. Estos islotes son Sapientza, Sxiza y Agia Marina. Cada uno tiene una belleza y una naturaleza única. Se rodean de pequeños golfos y en su fondo existen varios naufragios antiguos. Han sido el refugio para piratas, marineros y náufragos, su flora y fauna es salvaje y están protegidas con el programa Natura 2000. Vale la pena visitar Sapientza, que es la isla más grande y tiene un pequeño puerto (Porto Lago), y la cueva en Sxiza.
Uno de los pueblos turísticos más importantes de Messinia es Petalidi, que durante los meses de verano está lleno de gente. Otra ciudad histórica que parece a una isla es Pilos ó Navarino, famoso por la batalla naval en el año 1827 durante la guerra de la independencia griega. Visite Paleocastro, la Cueva de Nestora, Niokastro, la marisma de Gialova y la área de Voidokilia.
Alojamiento y desayuno.
DÍA 10: OLIMPIA
Es conocida por haberse celebrado en ella los primeros Juegos Olímpicos, con una importancia comparable a los Juegos Píticos que se celebraban en Delfos. Ambos se celebraban cada olimpiada (cuatro años). Los primeros de los que se tiene constancia se celebraron el 776 a.C. A finales del siglo IV, el emperador Teodosio los abolió.
Olimpia también fue famosa por ser un centro religioso y por su gigantesca estatua de oro y marfil de Zeus hecha por Fidias, tallada tras la victoria sobre los persas en la Segunda Guerra Médica, la cual era una de las Siete Maravillas del Mundo. Cerca del templo, excavaciones arqueológicas han encontrado el taller de Fidias, con numerosas herramientas del escultor.
Los abundantes tesoros acumulados en el templo llevaron a que fuera saqueado por los Arcadios. Desde 342 a.C., fue protectorado de Alejandro Magno, que usó Olimpia para anunciar su Prescripto sobre los Desterrados del año 324 a.C.
Durante la dominación romana, Olimpia se enriqueció, especialmente el perímetro sagrado, el Altis, donde Nerón mandó construir un palacio. Tras la muerte de Adriano, la ciudad entró en decadencia y los últimos juegos se celebraron el año 324. Las invasiones bárbaras asolaron la ciudad, que se convirtió en una simple aldea, para luego ser abandonada y enterrada por los aluviones del Alfeo.
Las excavaciones comenzaron con una expedición francesa en 1829, continuada por los alemanes a finales de ese siglo, quienes descubrieron intacta la estatua de Hermes, obra del escultor Praxíteles, además de otros artefactos. A mediados del siglo XX, el Estadio fue desenterrado.
La llama Olímpica de los actuales Juegos Olímpicos se enciende en el estadio de esta ciudad mediante el reflejo de la luz solar en un espejo parabólico, tras lo cual se transporta en una antorcha al lugar que acoge los juegos (normalmente dando un gran rodeo, pasando por las principales ciudades de todo el mundo).
En los Juegos Olímpicos de 2004, celebrados en Atenas, las pruebas de lanzamiento de peso se celebraron en el estadio de Olimpia.
Principales construcciones del recinto:
- El Heraion se construyó el 600 a.C. sobre dos templos anteriores, y es el templo helénico de grandes dimensiones más antiguo que se conoce (50 x 19,6 m). Entre el Heraion y el estadio, las polis griegas construyeron capillas (tesoros).
- El Templo de Zeus es del año 460 a.C. Su arquitecto fue Libón de Élide. Posee bellos frontones y metopas.
- La Estatua de Zeus, obra de Fidias, está desaparecida pero se conoce como era por las monedas y descripciones de cronistas de la época.
- La Niké de Peonio (425 a.C) es una de las estatuas clásicas más bellas, se puede contemplar en lo alto de un pilar.
- El Filipeion contenía las estatuas de los príncipes y princesas de Macedonia.
- Hay varias estatuas de emperadores que datan de la época romana.
- Alrededor del Altis se puede encontrar un Gimnasio, una Palestra, la Gran Hostelería de Leonideo (para visitantes distiguidos), el Pritaneo y el Buleutérion.
Historia de los juegos Olímpicos
La historia de las competencias deportivas masivas se remonta varios siglos atrás, cuyos principales ejemplos los encontramos en la antigua Grecia.
En sus principales ciudades, tales como Corinto, Delfos o Argólida, se organizaban eventos atléticos en honor de los dioses. Sin embargo, los más importantes eran los que se celebraban en honor del dios Zeus en la ciudad sagrada de Olimpia, (una pequeña población en la parte noroeste de la península del Peloponeso, a unos 300 kilómetros de Atenas) cada cuatro años durante el verano.
Así, los Juegos Olímpicos nacieron en el 776 a.C., y durante cerca de tres mil años fueron el marco de competencias en las que participaban atletas de todas partes de Grecia y en las cuales siempre reinaba la paz, pues aunque existiera guerra en el momento que se efectuaban los juegos, se imponía una tregua entre los contendientes para no interferir en la realización de la olimpiada.
En sus primeros años, esta justa fue realizada mediante una sola competencia, una carrera de aproximadamente 190m en las inmediaciones de la ciudad. Pero con el paso del tiempo, los antiguos griegos decidieron añadir más disciplinas, como las carreras de distancia, la lucha y el pentatlón (en éste se combinaban el salto de longitud, el lanzamiento de jabalina y disco, así como carreras de velocidad y lucha).
Personas de todos los rincones del territorio griego asistían a ver las competiciones, y se instalaban en tiendas de campaña en los alrededores de Olimpia y la ciudad vecina Élide. Entre los espectadores siempre podía contarse con políticos y autoridades de alto rango que aprovechaban la ocasión para concertar alianzas entre las ciudades, o comerciantes que vendían de todo. También artistas y poetas que participaban en los festejos nocturnos o actuaban en los espacios públicos, así como espectadores comunes que llenaban el estadio para ver las competiciones.
En aquellos antiguos juegos participaban solamente hombres libres que hablaran griego, y las mujeres tenían estrictamente prohibido intervenir. A tal grado existía la restricción, que aquellas que se atrevieran a contravenir esta disposición podían ser castigadas incluso con la muerte si se les descubría en los juegos. Sin embargo había competiciones de carrera para mujeres, las más famosas eran las que se llevaban a cabo en el estadio Olímpico en honor de la diosa Hera.
Aquellos que participaban lo hacían compitiendo, a diferencia de nuestros días, siempre a título individual y no como hoy representando a un país. Curiosamente no se entregaban medallas, solamente se colocaba en la cabeza del ganador una guirnalda hecha con hojas de olivo. En todo caso, a los triunfadores se les concedía el honor de colocar una estatua con su efigie en la mítica Olimpia. En consecuencia, la fama seguía a los campeones olímpicos. En sus ciudades natales se erigían bustos de los vencedores y se escribían poemas en su honor.
A su regreso, los victoriosos recibían una bienvenida de héroes, con un desfile por las calles. También los podían recompensar con dinero, obsequios, se les condonaba el pago de impuestos, entre muchos otros beneficios; mientras que a los participantes que hacían trampa se les castigaba cobrándoles una multa que servía para financiar estatuas de bronce en honor de Zeus, que se colocaban en el camino al estadio Olímpico, en las cuales se escribía el nombre del tramposo y su ofensa.
Dentro de las principales características en las que se efectuaban aquellas olimpiadas, encontramos que antes de que comenzaran las competiciones, los atletas tenían la obligación de sacrificar un cerdo en honor de los dioses, así como que la gran mayoría de los participantes competían completamente desnudos, como forma de mostrar con orgullo su condición física.
Uno de los espectáculos más célebres de los juegos fueron las carreras de cuádrigas, es decir, carros tirados por cuatro caballos. Hay noticias de competiciones en las que participaban hasta 40 carros. Tenían que dar lo más rápido posible doce vueltas a la pista que medía aproximadamente 1.250 m, sin importar las enormes cantidades de polvo que levantaran, o las caídas y vuelcos que sufrieran. Incluso había cocheros, llamados aurigas, que perdieron la vida dentro de estas peligrosas competiciones.
Pero el más violento de los espectáculos deportivos en aquellas olimpiadas era indudablemente el pancracio. Esta era una lucha casi a muerte entre dos atletas, que combinaba el boxeo y la lucha libre. En este evento se permitía todo excepto romper dedos, sacar ojos y morder.
Pero los juegos olímpicos de la antigüedad no sólo eran un evento atlético. También favorecieron el desarrollo cultural al amparar la creación humana en diversos campos como en la escultura, arquitectura, matemáticas y poesía. Por ejemplo, destaca el Templo de Zeus en Olimpia, diseñado por Libon, y en cuya edificación se usó un sistema de proporciones geométricas que se basó en los planteamientos de Euclides.
Mientras en la escultura, los juegos inspiraron el famoso Discóbolo de Mirón. En cuanto a la poesía, se conocen infinidad de odas, como las Olímpicas y los Epinicios, escritas por famosos poetas, como Píndaro y Simónides, para inmortalizar los triunfos de los atletas en las Olimpiadas
La última olimpiada de la antigüedad, con una larga lista de campeones, nombres y proezas, fue la del año 394, ya en la era Cristiana. Prohibidos por el emperador romano Teodosio I, por considerarlos un espectáculo pagano, condenó a la antorcha olímpica a mantenerse apagada durante muchos años.
No obstante, 1503 años después, gracias al esfuerzo de un idealista francés, Pierre Frédy, Barón de Coubertin, y un grupo de soñadores, una vez más los juegos serían celebrados.
Alojamiento y desayuno
DÍA 11: ATENAS
Llegada a Atenas y jornada libre para disfrutar de la ciudad. Alojamiento.
DÍA 12: ATENAS - MADRID
Desayuno en el hotel y traslado (opcional) al aeropuerto internacional de Atenas donde embarcarán rumbo a Madrid
- INCLUYE:
- NO INCLUYE:
- SOBRE EL PRECIO: El precio es por persona en habitación doble
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