Mongolia y el tren Transmongoliano hacia Beijing
Mongolia es uno de esos países que uno no sabe casi ni situar en el mapa; lejano, inaccesible, el país de los mongoles nos recuerda a los guerreros que lo poblaron un día, y que hicieron de su imperio el segundo más extenso en la historia de la Humanidad, son sus 33,000.000 km2, los mongoles pueden presumir de haber sometido a la gran potencia que es China; de que el Imperio Persa, la actual Irán, también terminara en sus manos, y que desde Corea hasta el Danubio todo tuviese el sello mongol.
Gengis Kan fue el guerrero y conquistador de todo; fue él que unificó todas las tierras mongolas, unió las tribus que poblaban el actual país y que habitaban las vastas estepas que conforman estos lares, y les lanzó a la conquista del mundo. Hoy en día todavía es una máxima figura venerada por todos sus habitantes, siendo un icono nacional
Estamos ante el país de los contrastes; hablar de Mongolia es hablar del desierto del Gobi, de extensas llanuras habitadas por nómadas que viven en “gers” o yurtas, las viviendas que muchos mongoles vienen utilizando desde la Edad Media; el país menos densamente poblado, donde la mayoría de sus habitantes son budistas tibetanos, la religión predominante (solamente en Bhutan esta religión es también mayoritaria). Pastores, rebaños, volcanes, lagos, paisajes, no es país para el que vaya buscando civilización, esto es Mongolia en estado puro.
Mongolia siempre ha sido independiente, salvo una época en la que el estado de Manchuria pudo someterlo por un tiempo. Hoy en día, el país tiene representación democrática en todo sus ámbitos, y aunque avanza hacia lo que nosotros conocemos como “civilización”, sus costumbres se mantienen vivas, tratando de no perder las raíces que les han hecho ser un país fuerte y mundialmente reconocido por su valentía.
Es probable que el viajero que visite este año Mongolia sea testigo de un país que no será el mismo en unos años, por efecto del turismo y la globalización. La presencia de mayor número de vuelos y conexiones augura un crecimiento del número de visitantes en poco tiempo.
Para la mayoría de los mortales el mítico tren es un sueño, un viaje a realizar en algún período de nuestra vida y que resulta casi inalcanzable. Para los habitantes que se mueven entre Rusia, Mongolia y la China del Norte, es el medio más rápido y eficaz para moverse, sin más. El nuestro itinerario hemos decidido hacer el trayecto de unión entre Mongolia y Beijing, la parte final de nuestro recorrido en el mítico tren. Así, el 23 de agosto partiremos hacia la capital china, Beijing. Durante 26 horas podremos disfrutar de la vida que transcurre a lo largo del recorrido entre ambos países, cuyas culturas y modos de vida son tan distintos a los nuestros. Trasladarse a bordo del Transmongolia es algo que pasa pocas veces en la vida… al menos para nosotros.
Beijing es una capital de las que no te deja indiferente, y de las que siempre tiene algo que enseñarte, vayas cuando vayas, y estés el tiempo que estés. Lugar que conserva todas las tradiciones y la cultura de los habitantes del país entre rascacielos.
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