¿Qué ver en Tibet?

Lo que tienes que hacer y ver en Tibet

• Será obligado pasear por la capital del Tíbet, Lhasa, situada a unos 3.700 metros de altitud. Entre sus templos y monasterios budistas están los conocidos como "tres grandes templos": el Palacio de Potala, residencia del Dalái Lama y Patrimonio de la Humanidad; la calle Barkhor y el parque Norbulingka. Éstos son, sin duda, unos de los principales atractivos que ver en Tíbet. Aprovechando la estancia, será imposible no sentirse atrapado por la majestuosa envoltura montañosa de Lhasa, igualmente impresionante.

• Y es que en estas montañas uno debe acercarse todo lo posible al Himalaya para mirar cara a cara al Everest, una estampa imposible de ver en cualquier otro rincón del planeta al tratarse de la cordillera más alta de la Tierra. En las inmediaciones del "techo del mundo" hay multitud de aldeas, como las de la montaña de Kangrinboque que también se recomiendan visitar, así como los alrededores del lago Mapam Yumco.

• Aprovechando las oportunidades que nos brindan los espectaculares relieves del Tíbet, resulta prácticamente obligado practicar alguno de los deportes ligados a la naturaleza que aquí pueden realizarse. Desde la escalada o el alpinismo hasta la bicicleta de montaña en las zonas de Qomolangma y Xixabangma, situadas al suroeste de la región. Obviamente, en muchos casos las condiciones y trazado de las rutas plantean un nivel de exigencia elevado y no apto para viajeros en baja forma o con poca experiencia.

• Siguiendo con las alturas, otros de los lugares que ver en Tíbet es el que se encuentra dominado por el monasterio más alto del mundo, el de la ciudad de Shigatse. Situado a una altitud de aproximadamente 5100 metros, se encuentra a tan sólo 8 kilómetros de la base del Everest, una ubicación que lo convierte en la edificación religiosa situada a mayor altitud del planeta. Además de poder admirar la construcción, este punto exacto es un excelente mirador para tomar fotografías del increíble entorno -preferiblemente, al atardecer o anochecer-, así como para, simplemente, disfrutar de la paz que impregnan estas legendarias montañas.

• Una de las mejores formas de conocer un destino es integrándose al máximo entre su gente y entre sus tradiciones y culturas más ancestrales. Una de las opciones del viajero en el Tíbet es participar en alguna de las fiestas religiosas que se celebran cada mes, las cuales suelen incluir ritos en los que las coloridas vestimentas y la gastronomía juegan un papel fundamental. Sin duda, una de esas vivencias que ayudan a configurar el viaje como una experiencia plena en todos los sentidos del término.

• De igual modo, la experiencia se volverá más enriquecedora al acercarse al modo de pensar del Budismo Tibetano, un sistema de creencias que tiene multitud de seguidores en todo el mundo, conociendo de primera mano algunas de sus curiosas particularidades.