Viajes a Marruecos

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A tan sólo 11 kilómetros de las costas española se alza este fascinante país que, por su cercanía geográfica (y salvando las diferencias obvias, también cultural) suele ser uno de los grandes favoritos de los viajeros a la hora de “estrenarse” en África.

No es de extrañar, pues se trata de un destino cómodo, con una infraestructura turística considerablemente potente y muy seguro para el visitante, que se sentirá como en casa nada más poner sus pies en un lugar que le sorprenderá y fascinará con su gigantesco abanico de propuestas.

Así, los viajes a Marruecos ofrecen, como principal punto fuerte, toda la variedad de un reino cuyo territorio va saltando con una facilidad pasmosa de las ciudades históricas y los monumentos a la alta montaña, el desierto o las magníficas playas. Visitar las abarrotadas medinas de las ciudades imperiales (como Fez o Meknes) y regatear con sus comerciantes; bañarse en el litoral de Essaouira; rememorar la época dorada de los espías en Casablanca o Tánger; visitar Marrakech; recorrer las dunas del Erg Chebbi en las inmediaciones de Merzouga; dormir en el desierto bajo la luz de las estrellas;... Las posibilidades que brindan los viajes a Marruecos son casi inagotables.

Tan inagotables como la cordialidad de una población local acostumbrada a agasajar al viajero, por norma general con el fin de venderle algún servicio o producto. Ese es, probablemente, de los pocos aspectos negativos que podemos reprocharles a los viajes a Marruecos, y no es nada que no pueda solventarse con una sonrisa y un amable “no”.