Tomar el sol en alguna de sus trece playas, todas ellas accesibles desde el paseo marítimo que recorre el municipio. Las playas orientales son amplias y cuentan con espigones, mientras que las occidentales son rocosas y con pequeños acantilados. Ello convierte a estas últimas en lugares ideales para practicar actividades como el submarinismo o la pesca, pues son mucho más tranquilas.
Visitar los yacimientos arqueológicos y las pinturas rupestres del Neolítico que se pueden contemplar en algunas cuevas, así como las ruinas romanas de la costa o la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, la más antigua del municipio.
Otras construcciones más recientes que ver en Benalmádena son el castillo de Bil-Bil, una preciosa edificación musulmana, o el castillo de Colomares, dedicado a Cristóbal Colón. El monumento budista Estupa de la Iluminación es otro de los monumentos interesantes que ver durante el viaje.
Realizar una excursión por alguno de los senderos de la Sierra que bordea el litoral. Los picos más elevados son el Cerro del Castillejo (967 m) y el Cerro del Moro (959 m). Aunque no son extremadamente elevados, ofrecen unas vistas espectaculares del entorno. Además, allí es posible avistar animales como la cabra montesa, la jineta o el águila.
Un viaje en teleférico hasta el monte Calamorro permite disfrutar relajadamente del paisaje que se ofrece desde el pico de la montaña. En los días claros, hasta se puede ver el litoral africano.
Contemplar los espectáculos que ofrecen los dos acuarios de Benalmádena: el Sea Life Aquarium y el Selwo Marina. Los delfines y pingüinos, junto a ejemplares de otras especies, harán las delicias de los más pequeños si se decide organizar un viaje con niños.
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