Organizar un viaje a Motril durante el invierno es una excelente idea para huir de las bajas temperaturas. La cercanía de la Sierra de Lújar, que protege la ciudad de los fríos vientos de Sierra Nevada, propicia una temperatura suave durante todo el año. En verano, el mismo efecto hace que el calor resulte algo insoportable en algunos tramos de la estación.
La ciudad se dedicó durante siglos al cultivo de la caña de azúcar, hasta llegar a tener siete fábricas que trataban la caña para abastecer la alta demanda de azúcar, miel y ron de caña. Aún se conservan varias de las factorías, como la de Nuestra Señora del Pilar o la Azucarera de San Luis. La mayoría de ellas datan de finales del Siglo XIX y principios del XX y constituyen otra de las cosas interesantes que ver durante el viaje a Motril.
Hoy en día la principal fuente de ingresos es el turismo de sol y playa del litoral de Motril, que ofrece playas algo agrestes pero con mucho encanto, como la de Poniente o la Granada. Otra de las bazas de su economía es el cultivo de frutos exóticos, sector que comparte con la vecina Almuñécar, que cuenta con unas condiciones climáticas parecidas.
La herencia del periodo musulmán se hace patente en monumentos como las murallas y las torres de defensa.
Es una ciudad de España, que se encuentra en Europa
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