Viajes a Camino de Santiago Francés

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Si los viajes pudieran clasificarse en una lista imaginaria en función del grado de experiencia vital que representan para todo aquél que los realiza, el que se emprende al recorrer el Camino de Santiago ocuparía, sin lugar a dudas, uno de los puestos preferentes. La más importante ruta de peregrinaje del mundo ofrece al viajero la posibilidad de compartir vivencias únicas con gente de todo el planeta, recorriendo al mismo tiempo paisajes llenos de historia y de una gran riqueza patrimonial. En ellos se experimentan sensaciones nunca antes conocidas, una variante que dista considerablemente de cualquier viaje turístico convencional en una ruta en la que el peregrino nunca regresa de la misma manera en que emprendió el viaje. La ruta más popular es a la que se denomina Camino Francés, un viaje cuyo trayecto puede llegar a extenderse por casi 800 kilómetros a lo largo del tercio norte peninsular. Ésta es también el tramo mejor señalizado de todo el Camino de Santiago, motivo por el que se trata de la más transitada y la mejor valorada por el conjunto global de peregrinos. Recrearse en los paisajes y en todos y cada uno de los rincones que constituyen el Camino Francés es el mejor bálsamo para la imperecedera fatiga que acompaña al peregrino en su ruta de principio a fin. Una ruta milenaria que desde la Edad Media ha sido transitada con una única meta: la de llegar a Santiago de Compostela para honrar las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Pero aunque es éste el punto más anhelado, a lo largo del Camino Francés son muchas las pequeñas villas que, siempre con sus acogedoras gentes, recuerdan el carácter hospitalario de los pueblos que forman la famosa ruta popularizada por el Codex Calixtinus. Aquí la religiosidad se mezcla con el reto deportivo, con el afán de conseguir la ansiada compostela que acredita al viajero como peregrino, pero también con el deseo de vivir una experiencia tan agotadora como gratificante. Kilómetros de anécdotas y vivencias que, más allá de los componentes religiosos, representan para el viajero una experiencia vital en mayúsculas. No obstante, existen algunas voces críticas que apuntan a una desnaturalización del Camino, cada vez más enfocado a los beneficios económicos y comerciales que éste puede reportar y no a todo aquello por lo que se le considera único.